miércoles, 5 de septiembre de 2012

Apología al pesimismo


México sonríe. La felicidad se cuela sigilosamente por las ventanas, entra sin apenas hacer ruido, se desliza delicadamente impregnando las paredes con su olor siniestro. La felicidad no entiende de semáforos, ni de señales, ni de normas de tráfico. Recorre las calles a paso ligero, no se deja engañar por las miradas que lejanas, se advierten recelosas. Recorre los comercios, las plazas, los grandes edificios y los parques : nada queda en pie a su paso, todo se convierte en polvo, y el polvo, en cenizas de sueños que un día fueron. La felicidad convierte el desierto en arena de playa. Su fuerza es tan arrolladora que nadie se atreve a hacerle frente. Se gana la confianza del pueblo en el instante en el que su fragancia es percibida, ¿Quién se atreve a alejarle la mano? Es la salvadora, la única esperanza que yace en los escombros de la miseria. 


Cada mañana, cuando la ciudad amanece, la felicidad sale de los armarios y se dispone a enfrentar un nuevo día en compañía del uniforme de trabajo.El vínculo es tan fuerte que dejarla en el fondo del cajón es igual que salir desnudo a la calle. Nadie escatima cuando de vestir la felicidad se trata. No se puede comprar en las tiendas, sin embargo, su valor supera al del dinero, su precio se paga a fuerza de sangre, sudor y lágrimas. Cuanto más largo es el día, cuanto más intenso es el sol sobre el asfalto, cuanta menos prisa tienen las manecillas en dar su paseo rutinario por el reloj, cuanta mayor es la carga del trabajo, la felicidad es más fuerte. Es la capa que protege nuestro paso sobre cenizas candentes. Las horas pasan inadvertidas en el flujo de los días ; todo es un vagar, un mero trámite para la Felicidad prometida : gozar de un sueño forjado a base de pesadillas, en una muerte en la que estaremos vivos, mientras vivimos una vida en la que estamos muertos. 
Pero a mí no me engañas, mentirosa, yo sé lo que escondes : la sonrisa que tú me propones es la derrota del pueblo. Nos has despojado de todo, nos has dejado sin fuerzas, sin aliento, al borde de una cuneta. Pero tú no detienes tu paso, aceleras cuando te observo con ojos cansados, aprovechas los momentos de debilidad para aferrarte a los huesos. Nos miras desde las alturas mientras te besamos los pies como a una reina, somos tus simples esclavos, y a cada movimiento te miramos de reojo, con cuidado y con temor, para que sigas con nosotros, para que no te alejes con una mirada de desaprobación : si nos dices adiós estaremos perdidos. 

Pero mis ojos no se equivocan. La opaca barrera que interpones entre el mundo y yo, es para mí es transparente. Debajo de cada sonrisa yo veo desdicha, injusticia, pobreza...aléjate de nosotros y te prometo que algún día rescataremos del olvido tu verdadera esencia. Aunque intentes escabullirte, estás presente en todas partes. A veces te escondes en la palabra "democracia", otras sin embargo, en "futuro", en "esfuerzo" o "sacrificio". En tu tierra conquistada a base de falsas sonrisas no existe la Democracia. México sigue siendo un país que vive bajo el yugo de los intereses de una oligarquía cada vez más alejada de la vida que inunda las calles.Disparan miedo y se refugian asustados en ti. Te alias con el terror en las tinieblas, firmas nuestra condena con sangre que vierte de nuestras venas. Presumes con altanería tu rostro humilde y cercano, pero tus espaldas esconden el látigo con el que hostigas, con el que cabalgas victoriosa por la senda que nos retiene, una trayecto de una impotencia que se convierte en desaliento, conformidad, en una completa y absoluta desesperanza que nos aleja de nuestro mejor yo, que nos dice que estamos predeterminados por un destino ya escrito, y que nos revela la imposibilidad de construir con nuestras propias manos nuestra mejor versión como seres humanos. Felicidad, estás siendo utilizada, ¿No te das cuentas? Tú también vives en el rebaño, dices estar de nuestro lado al tiempo que nos destruyes. Ellos, los de arriba, los que te someten a servir a la miseria, buscan desesperadamente tu versión original. Hacen uso de su poder para nombrarse como tus verdaderos dueños, y al mismo tiempo, te arrancan una parte, tu parte más despreciable, para repartirla a puñados entre el pueblo al que intoxican con sus ojos ciegos, con sus corazones vacíos, y al tiempo llenos de insolente mezquindad. 
A veces te revisten de ignorancia para alimentar la pobreza de la que ellos son culpables. Otras, sin embargo eligen para ti el vestido más elegante, te invitan a los grandes festines con platos repletos de codicia y condescendencia ; en esos momentos eres un puente contsruído con paja en medio de una tormenta, en esos momentos te llamas Caridad. Haces apaciguar por unos instantes, el torbellino de sus entrañas para hacerse creer partícipes honrados y legítimos de una sociedad a la que con sus políticas corruptas, y la estrechez de su mirada, condenan al eterno letargo. Eres una simple mercenaria de sus intereses. Robas nuestra fuerza para convertirla en nuestra enemiga, nos empujas al abismo mientras te paseas triunfante con tu traje de seda.

México es un cajón sin fondo. Sé que guarda en su interior un verdadero tesoro, una vida que merece ser vivida, caminos que merecen ser recorridos sin temer a las sombras. La música en las calles, los colores, el olor a tacos en cualquier esquina,un viento que envuelve, miradas sinceras, puños en alto reclamando dignidad, justicia, progreso. Esos detalles no pueden estar mintiendo. Cuando desaparezca la fe que nuestros verdugos nos inyectan a base de leyes manipuladas, de discursos demagogos, de medios de comunicación vendidos, en resumen, de todo su podrido imperio erigido en ruinas, cuando no queden más que escombros sin esperanza, cuando lleguemos a la raíz de nuestra derrota, será cuando las cenizas estallen en lo alto del cielo reclamando lo que nunca debió escapar de nuestras manos, de las manos de la humanidad : el hombre en sí y para sí, la dignidad inherente a nuestra propia condición, nuestras ganas de abarcar, de descubrir cada partícula que forma parte de nuestro camino, y a cada paso, poder crear vínculos, estructuras...y entonces, poder rescatar tu lado más puro, Felicidad, lo único que de verdad te sobrevive. Quizás el triunfo del capitalismo, del neoliberalismo salvaje, haya sido hacer de ti el producto más exitoso. Un producto que no se vende en tiendas, que no necesita de vayas publicitarias ni de espacios televisivos, un producto destinado a toda la población. Mientras tanto, tú trabajas solitaria en el subsuelo de su sistema mercantil, eres un valor añadido, todos los productos, secretamente, te incluyen. Eres una vulgar jornalera, una asalariada a tiempo completo. 

México despertará cuando llore, cuando descubra que la felicidad no es más que opio. Y mientras tanto, sigilosamente, la Historia, aquello que sostenemos en nuestras manos, que moldeamos a pesar de las derrotas, será la apisonadora que elimine a sus verdugos. 















Fotos sacadas en México DF, verano del 2012. 
© Mariña Sánchez Testas.

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